El mercado laboral ha experimentado un gran cambio y es posible que tú también lo hayas notado. La palabra metaverso ya no retumba en nuestros oídos con estupor. Y qué decir de la expresión Inteligencia Artificial que para muchos se ha convertido en un término común. Tanto es así que perfiles como product owner, ecommerce project manager y científico de datos se sitúan en el pódium de las profesiones más demandadas en España.
Es cierto que aún no podemos determinar qué forma tomará en el futuro, pero lo que es una realidad es que las empresas ya están a la caza de estos profesionales. Además, el mapa de las profesionales digitales, elaborado anualmente por la escuela de negocios ISDI, engorda cada año y este no iba a ser la excepción. Así se incorporan a la lista tres ‘’nuevos’’ perfiles profesionales: especialista en metaverso, especialista en inteligencia artificial y especialista en blockchain.
Ya es una realidad que el sector profesional camina de la mano de la tecnología. Pero la duda surge en torno a la ley básica en la economía de mercado: la ley de la oferta y la demanda.
¿Encuentran las empresas los profesionales que requieren?
Bajo unas profesiones que aún están en pañales, los expertos señalan que la necesidad de este tipo de perfiles crece a una velocidad muy diferente con la que se encuentran en el mercado. Las empresas se enfrentan con grandes dificultades para captar personas suficientemente preparadas para estos puestos. Las compañías cada vez son más exigentes tecnológicamente hablando frente a una barricada de un 73 % de profesionales que no se sienten preparados para lograr las competencias digitales que necesitan para llevar a cabo su trabajo, tal y como señala el Índice Global de Competencias Digitales, realizado por Salesforce.
Quizás la solución sería poner el foco en la formación y el conocimiento sobre los avances tecnológicos. Si los perfiles digitales están en auge y muchos trabajadores se ven obligados a realizar un reskilling para recolocarse profesionalmente, ¿por qué no obligar a las compañías a instruir a sus empleados en el entorno digital, tal y como aleccionan sobre prevención de riesgos laborales?
Y si hablamos de los polluelos que salen del cascarón de la universidad, el panorama es similar: un sistema educativo tradicional que no se esmera en formar a estos perfiles a la velocidad que requiere el mercado laboral.
En este panorama, y si la tendencia continua, en 2053 augura un déficit de talento digital de hasta 1,1 millones de puestos. Teniendo en cuenta el panorama actual en el que formarse en destrezas digitales puede ser una de las opciones claves para quienes están en busca de empleo o quienes aspiran a un cambio profesional, ¡pongamos remedio antes de echarnos las manos a la cabeza!
Brecha de género: ¿por qué las mujeres no se dedican a las profesiones digitales?
Si bien la formación en puestos digitales supone una ventaja competitiva en el sector laboral actual, las mujeres parecen no tenerlo tan fácil. Pues en el entorno virtual encontramos una significativa brecha de género: por cada hombre en un puesto digital hay 0,34 mujeres.
Lo cierto es que su empleabilidad es 7 puntos por encima de las profesiones no digitales, pero ellas orientan en menor medida sus estudios a estas facultades. Quizás, en parte, porque las trabajadoras que sí llegan a estos puestos tienen peores condiciones laborales. O igual, la causa responda al hecho de que el capital invertido en las empresas innovadoras va dirigido en mayor medida a equipos de hombres.
A su vez, nos encontramos con una ausencia de referentes y líderes tecnológicas y digitales que animen y motiven a niñas y jóvenes a adentrarse en este sector. No tienen a quien imitar.
Si sumamos esta brecha de género a la poca disponibilidad de profesionales para estas disciplinas, el futuro se ve cada vez más negro. En 2053 serían necesarios cerca de 3 millones de personas en España y si solo se crean 142.000 empleos anuales, como se está haciendo hasta ahora, faltarían 1,1 millones de trabajadores. No salen las cuentas, amigos.
Llegados a este punto, ¿estamos dispuestos a renunciar a aprovechar el talento femenino, a promover e incentivar la creación de aptitudes entre las jóvenes?
Personalmente, considero que la formación en estas herramientas y llegar a cubrir puestos de trabajo digitales requieren de una educación temprana de la sociedad. No me refiero a la educación para aprender de “pe a pa” la historia de la digitalización o cómo usar ciertos programas o aplicaciones; sino a instruir en valores como la equidad o la igualdad de oportunidades entre personas de distinto género. En definitiva, no formar humanoides sino crear individuos más humanos.