En este mundo donde la información vuela y el ojo público te escruta, las marcas no tienen el aforamiento que ciertos políticos parecen disfrutar. En su lugar, están obligadas a construir confianza a través de la transparencia corporativa. Un ejemplo reciente es el del político extremeño Miguel Ángel Gallardo, quien, ante problemas legales, ha movido Roma con Santiago dentro del Partido Socialista como un auténtico titiritero para conseguir y asegurarse un puesto en la Asamblea de Extremadura, con el objetivo de obtener aforamiento en tiempo récord.
Este movimiento no es otra cosa que un atajo para esquivar responsabilidades, que no están (ni de cerca) al alcance de las empresas, que deben actuar bajo otros principios y herramientas. Veamos cuáles son esos principios y herramientas que pueden hacer que las empresas se «aforen», pero eso sí… con su esfuerzo, no por su cara bonita:
1. Transparencia corporativa total: la nueva «silla» de la confianza
Si algunos políticos pueden buscar trucos para salir ilesos, las marcas, ¡ay las marcas!, deben abrazar la transparencia. Admitir los errores, contarlos sin tapujos y explicar bien las soluciones, no solo recupera la fe del público, sino que les gana un sitio muy sólido, un verdadero «escaño» de legitimidad.
2. Escucha activa, ¡el ‘escudo’ infalible contra futuras crisis!
Las empresas no pueden cambiar las reglas a su antojo, pero en cambio, tienen la capacidad de levantar un escudo robusto, simplemente escuchando a sus clientes y amoldándose a sus necesidades específicas. Esta escucha activa es la clave, porque permite prever problemillas, reaccionar con velocidad y evitar que las crisis se transformen en verdaderos escándalos.
3. Cultura del aprendizaje, ¡convertir el fallo en una verdadera oportunidad de crecimiento!
A diferencia de aquellos que andan buscando atajos, intentando escapar de sus responsabilidades políticas, las empresas que abrazan una cultura de aprendizaje constante convierten cada error en una lección que vale oro. Y esto, además de fortalecer la marca, la posiciona como un faro de resiliencia, como un ejemplo de evolución.
4. Compromiso con la autenticidad, el verdadero ‘privilegio’ que tienen las marcas
La autenticidad… esa es la joya de la corona, el verdadero privilegio al que las marcas pueden aspirar. En un mundo donde los consumidores aprecian tanto la honestidad y la coherencia, ser genuino y transparente en la comunicación puede convertir cualquier desafío en una oportunidad fantástica para conectar aún más profundamente con su audiencia.
Por lo tanto, y para finalizar esta reflexión, mientras algunos optan por estrategias sucias y cuestionables para protegerse, las marcas tienen a su alcance herramientas mucho más éticas y… sostenibles. Como tiene que ser, que para eso son las que levantan (levantamos) el país día a día, y en muchas ocasiones contra viento y marea.
La verdadera fuerza de las marcas está ahí, en su habilidad de aprender a base de tropiezos, de ser lo más transparente posible y de armar una reputación poco a poco que se asiente en la autenticidad y la confianza que se va ganando con los años.
Vamos… todo lo contrario de lo que estamos viendo en el panorama político actual que el pillaje, la mentira, el oportunismo, el «y tú más» y la falta de calidad personal, ética y moral impera en buena parte de nuestro territorio.