Twitter salió a la luz un 21 de marzo de 2006, por lo que ha cumplido 18 años. Mayoría de edad para la red social del trending topic, los tweets, los memes, los me gusta y las polémicas. Justo, un día antes, el 20 de marzo se celebra el día internacional de la felicidad y ¿qué hace «feliz» a los jóvenes? Los me gusta. ¿Casualidad? Quién sabe. Lo que es cierto, es que en un estudio de la Universidad de California (UCLA) se desarrolla cómo los me gusta provocan un gran placer en el cerebro de los jóvenes. Se los denomina como la Generación Like y tienen adicción a los «me gusta». Sin embargo, puede resultar una paradoja que esa adicción y falsa felicidad se de en un grupo de la población que no solo utiliza las redes sociales como una forma de ocio, si no también como una forma de trabajo.
Adicción a los «me gusta» y su relación con la felicidad
Los «me gusta», esa pequeña pero poderosa señal de aprobación en plataformas como Instagram, Facebook y Twitter, han adquirido un papel central en la vida de gran parte de la población.
Para muchas personas, recibir una gran cantidad de «me gusta» en sus publicaciones es sinónimo de sentirse apreciados y aceptados. Esta sensación placentera puede volverse adictiva, llevándonos a una búsqueda compulsiva de más validación en internet para mantenernos felices. Esto puede tener consecuencias negativas a largo plazo para nuestra salud mental.
Esta situación afecta más a la población más joven que ha crecido con las redes sociales. En el mencionado estudio de la UCLA, realizaron escáneres de los cerebros de un grupo de adolescentes para analizar cómo reaccionan cuando utilizan las redes sociales. Se observó que “los mismos circuitos cerebrales que se activan al comer chocolate y ganar dinero se activan cuando los adolescentes ven un gran número de «me gusta» en sus propias fotos o en las fotos de sus compañeros en una red social”.
La paradoja de los «me gusta» en el trabajo de los community managers y las marcas
La ironía no escapa a aquellos que dependen de los «me gusta» para su sustento: los profesionales del marketing digital, los community managers y las marcas. En un mundo donde la atención online es un activo valioso, estas personas se encuentran en una posición peculiar. Por un lado, necesitan generar engagement y obtener likes para demostrar el éxito de sus estrategias y aumentar la visibilidad de las marcas que representan. Por otro lado, son conscientes de los riesgos asociados con la adicción a los «me gusta» y el impacto negativo en la salud mental.
La importancia de los me gusta para las marcas
Los likes son más que simples indicadores de popularidad; son métricas cruciales para evaluar el éxito de las estrategias en las redes sociales. El número de «me gusta» no solo indica el nivel de compromiso del público, sino que también proporciona información valiosa sobre qué contenido resuena mejor con la audiencia.
Los community managers utilizan esta retroalimentación para ajustar sus campañas, fomentando interacciones significativas y construyendo relaciones sólidas con la comunidad. Al comprender la importancia de los «me gusta» y otras formas de interacción, pueden crear contenido más relevante y aumentar el impacto de sus mensajes. Para los CM, también son reconocimiento y símbolo de valor, pero también puede llegar a suponer una obsesión si no se alcanza un alto número de likes.
Encontrar un equilibrio saludable
Para los profesionales del marketing digital y los community managers, encontrar un equilibrio saludable entre el trabajo y el bienestar personal es fundamental. Esto implica desarrollar habilidades sólidas de autocontrol y gestión del tiempo, establecer límites claros entre el tiempo dedicado al trabajo y el tiempo personal en las redes sociales, y evitar caer en la trampa de la validación constante a través de los «me gusta».
Además, es crucial que estas personas sean conscientes de los riesgos asociados con el uso excesivo de las redes sociales y busquen fuentes de validación y satisfacción fuera del entorno digital. Algunas marcas han llegado a crear campañas de concienciación sobre la nomofobia o la adicción a los me gusta como hizo Orange hace 5 años.